Llevo 4 años yendo a clases de teatro, cada una de las personas que se apuntas a esa actividad es más rara que la anterior. Pero el premio al más raro se lo lleva un chaval que
gracias a Dios y Satanás solo fue a tres clases. Chico con nombre no importante, pero también conocido como el chico masoquista con una obsesión extraña y preocupante por mí.
Todo empezó cuando nos mandaron hacer un ejercicio en clase en el que teníamos que insultar a un compañero de clase
pero con cariño y el niño se acercó a mí y me dijo "puta", así sin contemplaciones ni pensar que tengo un corazoncito, a lo que yo me quedé en shock. En el siguiente ejercicio teníamos que piropear a alguien de clase y el mismo chico se volvió a acercar a mí y me gritó "pechugona" por lo que yo quedé más en shock.
Seré todo lo que queréis pero pechugona y puta no están entre mis cualidades.
Pero lo peor fue cuando practicando para una obra en la que yo hacía de cabaretera y llevaba un látigo. Látigo que este niño cogió y con el que me empezó a pegar
en plan Christian Grey enfurecido porque te acabas de morder en labio y yo, que a parte de la manía que ya le tenía y que, que te peguen con un látigo duele, no sabía como reaccionar. A punto estuve de salir corriendo de la clase, llegando a plantearme dejar teatro que iba cagaíca a clase por saber a que clase de tortura me sometería el niño.
Dos clases después el profesor nos comentó que el chico dejaba las clases porque no le gustaba la obra que estábamos haciendo
, se creía un gran actor que podía elegir donde actuar o algo. Pero todos sabemos que se largó porque era un inmigrante sin papeles, si es que se le veía en la cara.
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