sábado, 19 de octubre de 2013

El ataque del masoquista.

Llevo 4 años yendo a clases de teatro, cada una de las personas que se apuntas a esa actividad es más rara que la anterior. Pero el premio al más raro se lo lleva un chaval que gracias a Dios y Satanás  solo fue a tres clases. Chico con nombre no importante, pero también conocido como el chico masoquista con una obsesión extraña y preocupante por mí.

Todo empezó cuando nos mandaron hacer un ejercicio en clase en el que teníamos que insultar a un compañero de clase pero con cariño y el niño se acercó a mí y me dijo "puta", así sin contemplaciones ni pensar que tengo un corazoncito, a lo que yo me quedé en shock. En el siguiente ejercicio teníamos que piropear a alguien de clase y el mismo chico se volvió a acercar a mí y me gritó "pechugona" por lo que yo quedé más en shock. Seré todo lo que queréis pero pechugona y puta no están entre mis cualidades.

Pero lo peor fue cuando practicando para una obra en la que yo hacía de cabaretera y llevaba un látigo. Látigo que este niño cogió y con el que me empezó a pegar en plan Christian Grey enfurecido porque te acabas de morder en labio  y yo, que a parte de la manía que ya le tenía y que, que te peguen con un látigo duele, no sabía como reaccionar. A punto estuve de salir corriendo de la clase, llegando a plantearme dejar teatro que iba cagaíca a clase por saber a que clase de tortura me sometería el niño.

Dos clases después el profesor nos comentó que el chico dejaba las clases porque no le gustaba la obra que estábamos haciendo, se creía un gran actor que podía elegir donde actuar o algo. Pero todos sabemos que se largó porque era un inmigrante sin papeles, si es que se le veía en la cara.


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